Cuarentena y COVID-19
- Dara Nikole
- 6 dic 2020
- 3 Min. de lectura
Todos hemos vivido la pandemia del COVID-19 de una forma distinta, como es natural. Desde la llegada del virus hemos experimentado diversos sentimientos; algunos temor, angustia, y otros desinterés o incluso inconsciencia. Creo que lo más duro para muchos ha sido el tiempo confinados. En lo personal, ésto no me afectó demasiado. Me mudé aquí a inicios de febrero, y no esperaba una pandemia que tuviera tales efectos en la vida cotidiana. Repentinamente, los noticieros y medios de comunicación estallaron con noticias que mostraban datos que hablaban de cientos de casos alrededor del mundo, y lo primero que vino a mi mente fue la salud y seguridad de mis abuelas en mi país, que como personas mayores corrían más riesgo. Pronto entramos en cuarentena, y el encierro en general resultó más fácil de lo que pensé. Era consciente de que estar confinados era algo necesario si nos importaba nuestra salud y seguridad, que no sólo mi familia y yo corríamos peligro, sino toda la población y aún más nuestros seres queridos que son personas mayores. Comprendí que teníamos que ser responsables y adaptarnos a las nuevas circunstancias. Así que traté de llevar el confinamiento lo mejor que pude. La mayor parte de mi tiempo estaba destinada a hacer deberes, fue complicado adaptarse a las clases en línea; nadie parecía enterarse de nada. También fue duro tener a mi madre lejos, ya que por cuestiones de trabajo ella no podía estar con nosotros, mi vida cotidiana se vio reducida a unas cuantas paredes, y aunque no lo pasaba tan mal sí que trajo varias consecuencias. Entre las que fueron más evidentes está el descontrol en mi horario de sueño lo que a la vez me provocaba cansancio mental, pasaba muchas en el ordenador tratando de hacer mis deberes y poder entregarlos a tiempo, entiendo que tanto profesores como alumnos tuvimos que adaptarnos a un nuevo método y era confuso, algunos profesores mandaban más deberes de lo habitual y todo en conjunto ralentizaba el proceso de entrega y realización de los deberes; también el hecho de pasar tanto tiempo sedentaria afectaba mi salud física, y esto fue algo a lo que creo que ya mayoría nos enfrentamos, a una dieta, y por lo tanto, una vida menos saludable.

Quizá fue el mismo temor al contagio de mis seres queridos lo que me ayudó a no caer en frustración y así poder llevar la situación de una manera más relajada. Incluso cuando fue posible salir, yo seguía sin hacerlo, o solo lo hacía cuando era muy necesario, quizá yo era consciente y trataba de ser lo más responsable que podía, pero no todas las demás personas lo hacían. Ahora seguimos en la misma situación, o incluso peor. Hay muchos contagios, estamos siendo irresponsables, o no nos estamos cuidando como deberíamos. He tratado de procesar la situación de la manera más optimista que he podido; siempre tratamos de encontrar un culpable, pero tal vez deberíamos cuidarnos y tomar medidas por nosotros mismos, para cuidar nuestra propia salud, en cambio. Muchas personas no lo toman enserio, incluso piensan que los dato que conocemos no son del todo reales, pero algo que hay que tener presentes es que la pandemia, las muertes y pérdidas son reales, el COVID-19 sí que es real y vamos a tener que aceptarlo, porque aún estará por un buen tiempo.
Komentar